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NOSTALGIA DEL GULAG

La serpiente ha resucitado

La metáfora del huevo de la serpiente donde se incuban los totalitarismos nazi y comunista está obsoleta. Los dos reptiles se hicieron adultos y uno murió incinerado en el búnker de Hitler. Al otro lo dimos por definitivamente sepultado bajo los escombros del Muro de Berlín, pero nos equivocamos: ha resucitado.


	La metáfora del huevo de la serpiente donde se incuban los totalitarismos nazi y comunista está obsoleta. Los dos reptiles se hicieron adultos y uno murió incinerado en el búnker de Hitler. Al otro lo dimos por definitivamente sepultado bajo los escombros del Muro de Berlín, pero nos equivocamos: ha resucitado.

Y no sólo en el heterodoxo modelo chino y en algunas satrapías del Tercer Mundo. Hoy, un clan de ideólogos sectarios se apropia de los despojos reciclados del reptil redivivo y los exhibe en las ágoras del mundo civilizado para engatusar a jóvenes idealistas y convertirlos, una vez más, en la carne de cañón desechable que alimentará las entrañas del Moloc totalitario.

El fino olfato de Carrillo

Los precursores de esta estratagema fueron, aunque parezca mentira, el por fin caduco Julio Anguita y la ahora ministra zapaterista Rosa Aguilar, quienes, en 1996, patrocinaron un tríptico de Izquierda Unida titulado "Pon voz a tu voto" que invitaba a afiliarse a "estudiantes, rockeros, socialistas, lesbianas, okupas, porreros, amantes del piercing, inmigrantes, homosexuales, artistas, republicanos", y también a los insumisos, parados, punkies, trabajadores y revolucionarios (La Vanguardia, 5/11/1996).

Cuando llegó el soñado 15-M, Público (8/7/2011) reflotó al infaltable Santiago Carrillo para que diera su opinión, y nuevamente asomó su cabeza la serpiente imperecedera, que, ya desdentada y convertida en culebra por sus excesivos cambios de piel, inspiraba más compasión que miedo. Igualmente se destapó con el aserto de que la última legislatura le ha recordado "la situación de las dos Españas de 1936". ¿En una región oculta de su paleoencéfalo perdura la nostalgia por la matanza de Paracuellos del Jarama o por la ofensiva suicida del maquis en el valle de Arán? También afloró el viejo bolchevique en un artículo que firmó en El País (4/8/20ll), donde, después de extender certificado de autenticidad al movimiento del 15-M, pronosticó "el enfrentamiento entre los pueblos y los poderes públicos (...) En unos cuantos países europeos la batalla se planteará en las calles. Y puede terminar en amplios alzamientos populares que podrían convertirse en auténticos movimientos revolucionarios." El fino olfato de Carrillo parecería haber captado con antelación el hedor de los actos vandálicos de Londres, que él interpretará, con lógica reptiliana, como "auténticos movimientos revolucionarios".

Años de plomo

El inefable CarrilloLos trípticos proselitistas, los ensueños reptilianos de un viejo conspirador siempre fracasado (¿para cuándo una reedición corregida y aumentada del imprescindible e inhallable Miseria y grandeza del Partido Comunista de España, de Gregorio Morán?) y las acampadas folclóricas no son más que episodios pintorescos que acompañan al despertar de la auténtica serpiente, la que esconde la glándula secretora del veneno ofídico. Una glándula que tiene, además, nombre y apellido.

Antonio (alias "Toni") Negri nació en Padua el 1 de agosto de 1933. Fue profesor de Ciencias Políticas de su ciudad natal y se convirtió en líder de Autonomia Operaia en los años setenta, los años de plomo que ensangrentaron Italia. Fue detenido en 1979 y acusado, junto a otros camaradas, de "insurrección armada contra los poderes del Estado". Lo condenaron a 30 años de cárcel, pena que el Tribunal Supremo redujo a 12 años en 1988. En cambio, fue absuelto de la acusación de ser el verdadero cabecilla de las Brigadas Rojas, la banda terrorista que secuestró y asesinó al dirigente democristiano Aldo Moro.

Tras cuatro años y medio de prisión, recuperó la libertad en 1983 cuando fue elegido diputado del Parlamento italiano en las listas del Partido Radical. Cuando la Cámara de Diputados votó poco después la derogación de su inmunidad parlamentaria, huyó a París, donde se desempeñó como profesor de la Universidad de París VIII durante los 14 años que residió allí. En 1997 regresó a Italia para cumplir el resto de su condena, aunque al cabo de un par de años se acogió a un régimen de prisión domiciliaria.

Y es precisamente este paladín de la intelligentsia terrorista quien escribió, junto con el profesor Michael Hardt, de la Universidad de Duke, el libro Imperio (Paidos Ibérica, 2002), vademécum de los "indignados" medianamente cultos, que desprecian la minusvalía intelectual del célebre ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel.

La clave de la gesta

Imperio sienta las bases se la "oclocracia", que el Diccionario de la RAE define como "el gobierno de la muchedumbre o la plebe". Dejando de lado a la plebe, que no reviste ninguna utilidad práctica para la élite que se expresa por intermedio de Negri, queda la muchedumbre, o la multitud, como la bautiza canónicamente el autor, para servir como punta de lanza tumultuosa y descerebrada en la cruzada ofídica contra el imperio. Y digo descerebrada porque el cerebro lo ponen Negri y sus catecúmenos. Curiosamente, el imperio es un ente tan difuso e inasible como la multitud. Podría equipararse con las piezas que los paranoicos utilizan para construir las tramas conspirativas que pueblan sus delirios. Escribe Negri:

En contraste con el imperialismo, el imperio no establece ningún centro de poder y no se sustenta en fronteras o en barreras fijas. Es un aparato descentrado y desterritorializador de dominio que progresivamente incorpora la totalidad del terreno global dentro de sus fronteras abiertas y en permanente expansión. El imperio maneja identidades híbridas, jerarquías flexibles e intercambios plurales a través de redes de mando adaptables.

Y aquí aparece la clave de la gesta emancipatoria. Atención, acampados:

El paso al imperio y sus procesos de globalización ofrecen nuevas posibilidades a las fuerzas de liberación. Por supuesto, la globalización no es un fenómeno aislado y los múltiples procesos que reconocemos como globalización no están unificados ni son unívocos. Nuestra tarea política, como sostendremos en este libro, no es meramente resistir a estos procesos, también es reorganizarlos y redirigirlos hacia nuevos fines. Las fuerzas creativas de la multitud que sostienen el imperio también son capaces de construir autónomamente un contraimperio, una organización política alternativa a los flujos e intercambios globales. Las luchas por combatir y subvertir el imperio, así como aquellas destinadas a construir una alternativa real, deberán pues librarse en el terreno imperial mismo –en realidad, estas nuevas luchas ya han comenzado a surgir–.

La multitud halagada

San Francisco de AsísLa multitud. La multitud halagada y todopoderosa, recibe, por fin, las instrucciones del profesor doctorado en subversión:

La acción de la multitud se hace principalmente política cuando comienza a enfrentarse de manera directa y con una conciencia adecuada a las operaciones represivas centrales del imperio. Se trata de reconocer y abordar las iniciativas imperiales y no permitirles restablecer continuamente el orden; se trata de cruzar y violar los límites y las segmentaciones impuestos sobre la nueva fuerza laboral colectiva; se trata de reunir estas experiencias de resistencia y empuñarlas concertadamente contra los centros nerviosos del mando imperial.

Es imposible eludir la reproducción íntegra del párrafo final del libro, porque el autor sintetiza allí lo que significa para él, y para sus catecúmenos, la versión retrógrada y arcaizante del totalitarismo comunista que desean imponernos, siempre con el leit motiv de la multitud.

Existe una antigua historia que puede servir para ilustrar la vida futura de la militancia comunista: la de San Francisco de Asís. Consideremos su obra. Para denunciar la pobreza de la multitud, adoptó esa posición común y en ella descubrió el valor ontológico de una nueva sociedad. El militante comunista hace lo mismo, al identificar la enorme riqueza que reside en la condición común de la multitud. San Francisco, en oposición al capitalismo naciente, repudió toda disciplina instrumental y, en oposición a la mortificación de la carne (en la pobreza y en el orden constituido), propuso una vida gozosa que incluía a todos los seres y a toda la naturaleza, a los animales, al hermano Sol y a la hermana Luna, a las aves del campo, a los seres humanos pobres y explotados, todos juntos en contra de la voluntad del poder y de la corrupción. En la posmodernidad, volvemos a encontrarnos nuevamente en la situación de San Francisco de Asís, y proponemos contra la miseria del poder el gozo del ser. Ésta es una revolución que ningún poder podrá controlar, porque el biopoder y el comunismo, la cooperación y la revolución continúan unidos, en el amor, la simplicidad y también la inocencia. Ésta es la irrefrenable levedad y dicha de ser comunista.

Una empanada mental

El hecho de que Antonio Negri escriba y actúe movido por una empanada mental de dimensiones alucinantes no debería alarmarnos si fuera un poeta o un novelista proclive a cultivar géneros excéntricos, porque ello incluso podría enriquecer su obra. Pero no estamos ante un literato sino ante un ideólogo que pretende adoctrinar, además, a la multitud, según su propio vocabulario. La glándula secretora del veneno ofídico se activa cada vez que su discurso transmite a los incautos, los frívolos o los perversos, la apología de un sistema asesino que renace de sus cenizas como los monstruos de las películas de terror de George Romero. Lo que Negri confesó a Lola Galán en un rapto de sinceridad (El País, 27/10/2001) demuestra que Negri no toma como modelo una Arcadia guiada por las enseñanzas ejemplares del Pobrecito de Asís, sino un inmenso gulag regido por la política sádica de Lavrenti Beria:

Me irrita la gente que lo analiza todo en términos antisoviéticos. Ha sido una posición que ha provocado una guerra, la guerra fría, y ahora hay muchísima (sic) gente que tiene nostalgia de esta época, tanto en los países ex soviéticos como fuera de ellos (...) Pese a todo la soviética, con sus aspectos orientales, con su tradición zarista, con su totalitarismo, era una gran corriente de civilización. Pese a todo, Stalin logró hacer avanzar a la URSS en términos de productividad, a niveles que los talibanes no han logrado (sic).

Se les ve el plumero

La serpiente cebada y rejuvenecida no pierde la esperanza de expandir su territorio, y aunque Lavrenti Beria no figure en su bibliografía basta acercarse a sus medios de comunicación para verles el plumero. Le Monde Diplomatique de julio del 2011, además de reproducir una esperpéntica antología de más de 200 sentencias de "indignados" que "constituyen, en cierto modo, un nuevo discurso revolucionario", nos endilga dos artículos sobre las que deberían ser las bases de la serpiente actualizada con una piel de "nueva izquierda". En uno de ellos, Enrique Santiago, después de festejar, cómo no, "la instauración de regímenes socialistas en Europa del Este" tras la derrota del nazismo, y de denunciar la entente entre la derecha y la Internacional Socialista, nos informa que:

La izquierda real debe propugnar un Estado Republicano, Federal y Unitario (sic), en el que todos los ciudadanos se sientan libres y sean realmente iguales, consolidando así el sentimiento de pertenencia a un proyecto común de país que no puede ser otro que la III República española.

No sé por qué la "izquierda real" me trae reminiscencias del "comunismo real", que asociado a los añorados "regímenes socialistas de Europa del Este" me hace evocar, nuevamente, la imagen de Lavrenti Beria.

Y la sombra de Antonio Negri y su afinidad con el terrorismo se proyecta sobre el otro artículo donde se actualiza la serpiente. El profesor de la UNED Jaime Pastor guisa una olla podrida donde se mezclan "una izquierda defensora del reconocimiento de la plurinacionalidad a escala estatal", Bildu y las izquierdas nacionalistas radicales que crecen "en otras partes del Estado, como ya estamos viendo en Catalunya (sic) con las Candidaturas de Unidad Nacional".

¿Pero acaso ETA no exhibe una serpiente en su emblema? Bildu podría cedérsela a la Nueva Izquierda como símbolo de fraternidad. La Fraternidad de la Serpiente.

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