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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Los perros ladran, la caravana pasa

A Juan Cruz, el más frívolo de los plumíferos de El País, sus señoritos le han ordenado insultarnos. Como no es político, ni entiende de eso, para obedecer las órdenes de la Autoridad ha elegido lo que tenía más mano, o sea el Mundial; pero no el deporte, sino el evento mediático: los insultos de Materazzi y la respuesta viril, de izquierdas, fundadora de una concepción socialista del fútbol, de Zinedine Zidane.

A Juan Cruz, el más frívolo de los plumíferos de El País, sus señoritos le han ordenado insultarnos. Como no es político, ni entiende de eso, para obedecer las órdenes de la Autoridad ha elegido lo que tenía más mano, o sea el Mundial; pero no el deporte, sino el evento mediático: los insultos de Materazzi y la respuesta viril, de izquierdas, fundadora de una concepción socialista del fútbol, de Zinedine Zidane.
Nosotros, empezando por Federico Jiménez Losantos, a quien ni siquiera se atreve a nombrar, sufriríamos del "Síntoma Materazzi" (El País, 22-7-06), y la respuesta que propone es la habitual de los chulos de barra y de las juventudes hitlerianas, o sea el porrazo, el cabezazo, el coup de boule; hablando claro: la censura y la represión. Pero dejemos a Juan Cruz con sus vómitos matutinos, porque lo que pueda escribir no tiene la menor importancia, y hablemos de cosas más siniestras.
 
Desde que existe el periodismo existen las injurias, las polémicas, los debates, los insultos, los duelos al alba, y hasta los pistoletazos. Debo confesar que a veces añoro la jerga kominterniana, tan poética, cuando no francamente divertida. ¿Quién, hoy, se atrevería a tratar a Jean-Paul Sartre de hiena estilográfica, como lo hizo Alejandro Fadeiev, presidente de la Unión de Escritores Soviéticos, poco antes de suicidarse, por el remordimiento de haber enviado tantos escritores al Gulag?
 
"Víboras lúbricas" tampoco está nada mal, es incluso agradablemente surrealista, y se necesita una apostilla para entender que no alude a Rodríguez Zeta, sino a los enemigos de la URSS. "Hiterlotrotskistas" es un insulto bastante más patoso e ideológico; "gusanos", para insultar a los anticastristas, es muy pobre, y demuestra la decadencia del movimiento comunista internacional; y no hablemos del famoso "enano sangriento del Pardo", tan utilizado por la prensa pecera en los buenos tiempos del franquismo. Buenos para ellos, porque cuando murió la dictadura murió el PC.
 
Santiago Carrillo.Estamos asistiendo a la elaboración de una memoria estatal, partidista, única, oficial y obligatoria, que será una nueva Gran Mentira pero que les sirve, ya que su presente es pura basura, para inventarse un pasado. (Lo mismo que ETA). Uno se pregunta cómo van a explicar la guerra civil en el seno de la Guerra Civil que libraron comunistas y anarquistas en Barcelona en mayo de 1937. O el proceso soviético al POUM, el asesinato de Andrés Nin y tantas cosas más. Pero ya tenemos indicios, con lo de Paracuellos. El viejo verdugo "honoris causa", Santiago Carrillo, a quien siempre le sacan del armario en estas circunstancias, niega, claro, toda responsabilidad personal (responsabilidad que asumía con orgullo, de puertas adentro, en el PC), acusando a vete a saber qué horda de descamisados, y Antonio Elorza, siempre en su papel de juez de paz de la mafia, le echa un capote y acusa al "italo-argentino" (?) Victoriano Codovilla.
 
Codovilla era entonces el delegado de la Internacional en España, y, aunque ahora se oculte, yo afirmo que ese cargo le situaba por encima de la dirección del PCE. Pero resulta que Carrillo era el jefe de la seguridad de la Junta de Defensa de Madrid, o sea el jefe de la policía política, a quien incumbía dirigir la represión "republicana". Aunque le sepa capaz de todo, hasta de freír espárragos, resulta evidente que si Antón o Claudín hubieran ocupado el cargo hubiera ocurrido lo mismo, la misma matanza, y es de suponer que, teniendo en cuenta la importancia de la masacre, la decisión fuera colectiva, pero el jefe de la "seguridad", actual premio Concordia, fue que quien la ejecutó.
 
Por motivos de oportunismo burocrático, a Elorza le interesa salvar en lo posible –ardua tarea– la leyenda del comunismo español (y por ello le acusa a Vitorio Codovilla) hasta la Transición; luego, como tantos, le pasa el relevo al PSOE, al que confía sus ilusiones de un horizonte de alambras y luminosas checas.
 
'Luz entre tinieblas', nada menos, se titula el artículo publicado por esta víbora lúbrica en El País el pasado 21 de julio. Como toda estafa, ésta comienza con apariencia de verdad: crítica cómo en Polonia, y concretamente en Auschwitz, se ha intentado borrar al máximo la memoria del Holocausto judío, sustituyendo en las referencias oficiales a las víctimas judías por "patriotas y resistentes polacos". Esto es cierto, pero se "olvida" sencillamente de precisar que esa monstruosa estafa histórica es obra de las autoridades comunistas polacas, profundamente antisemitas, como sus amos soviéticos, y desde luego no recuerda que en 1968 y años siguientes se desencadenó en esa misma Polonia comunista una oleada de represión policíaca y oficial contra los pocos judíos supervivientes que quedaban allí.
 
Desde luego, en Polonia sigue habiendo antisemitismo, pero en absoluto comparable con el antisemitismo oficial del período comunista, ni más virulento que en España, como se constata estos días hasta en la cumbre del poder.
 
Escribe el gusano universitario, Elorza: "(...) los cientos de lugares de destrucción del hombre que pueblan nuestro pasado reciente, de Villa Marista a Guantánamo, y también Gaza y Beirut..." ¡Y tan tranquilo! Auschwitz, ya que es su referencia, sería como Guantánamo o ¡Gaza y Beirut! Se atreve a comparar Auschwitz, y los demás campos de exterminio, en los que se exterminó a seis millones de judíos por serlo, y únicamente por serlo, con el presidio de Guantánamo, que podría compararse con ventaja a cualquier cárcel española.
 
Cita confusa y frívolamente el Gulag y el camboyano Tual Sleng, que sí, tienen mucho que ver con campos nazis, pero Gaza y Beirut ¿qué tienen que ver? Desde luego, para ese señorito de las tinieblas tienen que ver, porque entronca de lleno con la propaganda antisemita, disfrazada de antisionista, de los Kofi Annan, José Saramago y recientemente José Blanco, y un larguísimo y fúnebre etcétera, para quienes Israel se dedica exclusivamente a matar niños y viudas y actúa contra las inocentes víctimas de Hamás y Hezbolá, como actuaron los nazis. Y luego fingen ofenderse cuando se les trata de antisemitas, porque, dicen, el antisemitismo es nazi y ellos no lo son.
 
Pues el antisemitismo no es únicamente nazi, y esa monstruosidad ha sido arrasada por la guerra, pero considerar que Israel es siempre culpable y sus enemigos siempre víctimas inocentes, se califique o no de antisemitismo, es una canallada. ¡Nada de matices, es claramente antisemita! Muchos proclaman hipócritamente que tienen el legítimo derecho de criticar al Gobierno de Israel, como a cualquier otro Gobierno, sin ser por ello antisemitas; pero cuando se le critica siempre, y se organizan manifestaciones anti Israel en las que se grita "¡Mueran los judíos!", ustedes dirán.
 
Hoy, una vez más, Israel está siendo atacado por los escuadrones dela muerte, de Hamás y Hezbolá, que desde luego no tienen los remilgos de nuestras canallas sociatas y proclaman abiertamente su antisemitismo, y su voluntad de transformar Israel en un nuevo Holocausto, y están controlados, armados y dirigidos por Irán y Siria y otros países musulmanes. Israel no tiene sólo el deber de defenderse, sino que no tiene otra solución, si no quiere morir.
 
Y yo no quiero que Israel muera. Y todo el resto es literatura.
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